Monday, August 15, 2005

Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan

El título de este comentario no es casual. No quise limitarme a decir "Garrahan", algo que los medios en Argentina, la mayoría, se empeñaron en destacar, olvidando palabras como "hospital", o "pediatría". Todas las sucias armas del "estilo" periodístico hoy sirven para demonizar a un grupo de gente, que con métodos discutibles, o no, pues no lo son para mí, tratan de conseguir, no sólo mejores condiciones salariales, también luchan por un mejor hospital público.
Hace unos años tuve la suerte de colaborar, como voluntario, con el Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan, lo hacía editando dibujos animados para entretener a los chicos allí internados. Estos días, observando el trato que los que trabajan allí recibían, recordé la dedicación que tienen esos seres humanos, algo que pocos podrían siquiera resistir por apenas unas horas. Y digo "seres humanos", y lo repito en mi cabeza, pues parece que algunos se han olvidado, entre ellos el gobierno argentino, que también olvidó que existe un derecho, se llama derecho a huelga, y es una garantía para todos los trabajadores. Ahora este gobierno, que presume de "progresista", pretende que se descuenten a los trabajadores del Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan los días de huelga, sin tener en cuenta que más allá de la inconstitucionalidad de tal medida, los trabajadores nunca abandonaron a los pacientes, ni hicieron nada contra la ley. Provoca cierto espanto, es que el presidente Kirchner en persona lo promueve. ¿Acaso no tiene otros temas de los que ocuparse? Temas que van más allá de apoyar a sus candidatos en las próximas elecciones. Asuntos como la salud, la falta de asistencia a los jubilados, la desnutrición de millones de niños, la pobreza, todo lo que las estadísticas no pueden disfrazar ni aún a la fuerza.
Pero se acercan las elecciones, y para la dirigencia (recuerden muy bien, no sólo son políticos los que forman la dirigencia, hablo de empresarios, sindicalistas, todos aquellos que tiene "poder de decisión") es mejor disfrutar de las bombas de humo, de las vedettes candidatas, de la estupidez que aturde.
Mientras tanto una enfermera del Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan llora por televisión, pero sólo en televisión por cable, los canales de televisión abierta no están para soportar lágrimas.
Le deben mucho a este gobierno y a sus ahora ex-amigos.

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